Con la finalidad de dar un orden cronológico a los eventos más importantes de la humanidad, los especialistas
se han dado a la tarea de dividir la historia en cinco grandes periodos que muestran eventos
concretos para delimitar la separación entre éstos.
La forma más usual para dividir estos grandes periodos es la utilización de edades. De tal modo que
para hacer alusión a la división del tiempo histórico, que muestra las grandes transformaciones de la
cultura, se analizarán las edades. Determinados eventos de relevancia histórica, social y cultural coadyuvan
a establecer una adecuada periodicidad; por ejemplo, la escritura como límite entre Prehistoria
y Antigüedad, o La Toma de Constantinopla en 1453 para separar a la Edad Media y el Renacimiento.
Analicemos el cuadro siguiente:
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