El maximato puede ser muy probable que te puedan preguntar cualquier cosa sobre esto. Revisalo bien.
Calles heredó un gobierno estable con el respaldo del ejército y de los organismos populares y muy
buenas relaciones con Estados Unidos. Se trató de una etapa de incipiente institucionalización de la
Revolución y afanes civilistas. Estableció varias comisiones para imponer un orden político-económico
que le diera certidumbre a la inversión. Entre otras destaca la Comisión Nacional Bancaria, la Agraria y
la de Caminos. La fundación del Banco de México y el Banco de Crédito Agrícola que permitieron un
mejor aprovechamiento de los recursos financieros bajo la rectoría del Estado. De esta forma, Calles
logró que se articularan dentro de un orden institucional, los beneficios otorgados a la iniciativa privada, (la irrigación, el financia miento y la inversión en tecnología).
En contraposición al orden institucional que el Estado revolucionario empezaba a consolidar, la
posición del gobierno callista sostuvo una rivalidad álgida entre su autoridad presidencial y la Iglesia
católica. Su política anticlerical, en parte resultado de la práctica de preceptos constitucionales y en
parte como una actitud radicalizada del propio Calles, devino en un levantamiento armado que el clero
impulsó a partir de 1926, al sentir amenazados sus intereses. La Revolución Cristera se extendió por
Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Querétaro, Aguascalientes, principalmente, y tuvo
un impacto nacional con severas consecuencias para la estabilidad y para el modelo corporativista que
había empezado a establecerse como estrategia del Estado revolucionario. Amplios sectores campesinos tomaron partido por la Iglesia al grito de “Viva Cristo Rey”, y dejaron de responder a los llamados
del gobierno por integrarse a los beneficios de la reforma agraria y de la Revolución Mexicana.
La situación se agravó en 1928, pues la sucesión presidencial sobrevino en un clima de conflicto y
guerra entre los poderes estatal y clerical. En esta coyuntura, el general Obregón movilizó toda su influencia en aras de una reelección. Los seguidores de Obregón lograron que se modificara la Constitución para permitir que por segunda vez dicho general aspirase a la presidencia de la República. Hubo,
desde luego, opositores a la pretensión reeleccionista de Obregón. La era del caudillismo en tiempos
electorales seguía siendo la tónica de la vida nacional. Y como consecuencia de esta situación, Alvaro
Obregón, después de obtener el triunfo como presidente electo, sufrió un atentado que le costó la vida
en julio de 1929. El país se vio repentinamente sumido en una especie de orfandad al faltar el presidente designado para el periodo de 1928 a 1932, y bajo el estigma de la rebelión cristera aún sin resolver.
Tras el asesinato de Alvaro Obregón, Plutarco Elias Calles afirmó, al finalizar su gobierno, que no intentaría la reelección y que en México había concluido el caudillismo para dar inicio a la era de las instituciones. Éstas fueron las circunstancias en las cuales el general Calles tuvo que sostener un fuerte
liderazgo político y militar y actuar de forma velada detrás de la presidencia interina, asignada al licenciado Emilio Portes Gil. A dicho control callista sobre el Poder Ejecutivo durante los siguientes años, se
le conoce como la era del Maximato.
Emilio Portes Gil asumió en 1929 el mando de la nación en condiciones sumamente adversas. Después de más de una década de haber sido promulgada la Constitución de 1917, era evidente que la institución presidencial no tenía solidez y que la lucha por la sucesión representaba graves riesgos. Con
el propósito de contrarrestar la nociva influencia de esta situación cíclica sobre las instituciones, se integró ese año el Partido Nacional Revolucionario (PNR), expresión de un pacto entre los grupos de
poder político y militar para fortalecer el nexo entre la presidencia y las masas corporativistas. Si se
analizan los logros de Portes Gil entre diciembre de 1928 y febrero de 1930, resulta evidente que la
creación del PNR fue la clave para impulsar un diálogo con los representantes de la Iglesia católica y
poner fin a la revolución cristera, consolidar la autonomía universitaria, pacificar al país y convocar
elecciones extraordinarias que facilitaran la sucesión sin crisis. El modelo político posrevolucionario
recobraba el rumbo. La fundación del PNR fue un importante paso en la historia contemporánea de
México y debe atribuirse al jefe máximo.
El gobierno del ingeniero Pascual Ortiz Rubio, amparado por la fuerza del PNR y la tutela del general Calles, fue menos agitado, pero fue un periodo difícil para el nuevo presidente. La crisis económica
de Estados Unidos generó consecuencias nocivas para las exportaciones mexicanas y el Estado tuvo que
ejercer una política proteccionista con aranceles a las importaciones.
Bajo la presidencia de Pascual Ortiz Rubio se estableció el Código Federal del Trabajo y se adoptó
la Doctrina Estrada que definió a la política internacional de México a favor de la libre autodeterminación de los pueblos. Con estas medidas el Estado expresaba su capacidad de dirección, que otra vez
comenzaba a ejercer, aunque la institución presidencial todavía no alcanzaba toda la fuerza del presidencialismo, típico del sistema político mexicano en las décadas siguientes. Se sabe que la presidencia
de la nación se hallaba manipulada por el jefe máximo, lo cual resultó evidente en 1932, cuando Pascual
Ortiz Rubio se vio orillado a renunciar a su cargo, ya que el general Calles nunca lo dejó actuar por
cuenta propia.
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