La Revolución Mexicana fue un complejo proceso de transformación política y social que provocó la
caída de la dictadura porfirista, representante de un Estado oligárquico y colonialista subordinado a los
intereses estadounidenses. Es por ello que alcanzó proporciones imprevistas, más allá de las aspiraciones de los líderes políticos del Partido Antirreeleccionista como Camilo Arriaga y del caudillismo protagónico del propio Madero.
▼ Alcances y límites de la lucha maderista
El Plan de San Luis elaborado por Francisco I. Madero en octubre de 1910, simboliza el inicio de la lucha
armada. Es sorprendente que un líder sin experiencia en la movilización social y militar, pasara del discurso político electoral a una convocatoria de insurrección nacional contra el fraude y la reelección de
Porfirio Díaz. Entre los principales puntos del Plan de San Luis destaca la fecha señalada como inicio
de la rebelión, el 20 de noviembre. La defensa del voto popular y el reparto agrario que Madero proponía
en dicho programa complementan los objetivos formales del Plan de San Luis. Y quienes respondieron
a su llamado fueron sectores rurales y trabajadores que, de por sí, ya estaban predispuestos a iniciar una
rebelión social. En cambio, los seguidores de Madero, que el Partido Antirreeleccionista había atraído
antes de las elecciones del 26 de junio, comenzaron a guardar distancia frente al estallido revolucionario
que se suscitó. Caudillos populares con más experiencia que Madero, como Zapata, Orozco y Villa,
imprimieron al maderismo la verdadera fuerza para lograr la pronta caída de la dictadura.
A principios de 1911 Porfirio Díaz proclamó la restauración del principio constitucional antirreeleccionista, para apaciguar lo que parecía la demanda principal del maderismo: “Sufragio efectivo, No reelección”. El lema antirreeleccionista fue la bandera de lucha del Plan de Tuxtepec que en 1876 había
dado el triunfo al general Díaz, y fue el móvil de Madero para derrocarlo. La batalla de Ciudad Juárez
fue decisiva para el triunfo de Madero, pues las tropas federales se habían debilitado por la escisión que
dejó la disidencia del general Bernardo Reyes. Pero sobre todo, el triunfo militar se debió a caudillos
leales a Madero, Francisco Villa y Pascual Orozco.
En mayo de 1911 se firmó el Tratado de Ciudad Juárez, cuyos acuerdos esenciales fueron la renuncia de Porfirio Díaz a la presidencia y de Ramón del Corral como vicepresidente. Su lugar fue ocupado
por Francisco León de la Barra, secretario de Relaciones Exteriores de Porfirio Díaz. Otros acuerdos
fueron que Madero desistiera de la lucha y que el presidente interino, León de la Barra, iniciara el difícil
trabajo de desarmar a los grupos revolucionarios para convocar elecciones extraordinarias. Hubo resistencia de Emiliano Zapata, al frente del movimiento agrarista, para dejar las armas; la causa que este
caudillo defendía al sur de México no era electoral sino una demanda social de profundas raíces campesinas por la tenencia de la tierra. El lema agrarista era: “La tierra es de quien la trabaja." Así, mientras el
poder quedaba en manos de un porfirista y era previsible el triunfo de Madero en las elecciones extraordinarias, los grupos armados en pie de lucha se proponían continuarla.
Al llegar Madero a la presidencia enfrentó a adversarios políticos de arraigo porfirista como el congreso y el ejército federal, por un lado, y a grupos y caudillos revolucionarios en pie de lucha que le
exigían cumplir con las demandas sociales de obreros y campesinos, por otra parte. La misma coyuntura que lo había favorecido para ascender a la presidencia ahora lo empezaba a tambalear en la cima de
un proceso histórico que apenas comenzaba a convulsionarse.
Madero asumió la presidencia constitucional el 6 de noviembre de 1911 en medio de fuertes presiones reaccionarias que se oponían desde el congreso a toda modificación que afectara los intereses de
banqueros, industriales, grandes caciques y terratenientes. Por otro lado, para el 28 de noviembre estalló el Plan de Ayala, mediante el cual Zapata desconocía a Madero por no realizar la reforma agraria. El
nuevo lema del movimiento zapatista era: “Tierra y Libertad” Las organizaciones sindicales aglutinadas
en la Casa del Obrero Mundial demandaban reformas laborales a través de huelgas y acciones armadas
para presionar a Madero.
Pero el movimiento que derrocó a Madero en febrero de 1912 surgió entre las instancias que mayor
lealtad debían a su gobierno, por ser producto de una elección federal y constitucional. Victoriano
Huerta encabezó el liderazgo de un grupo de militares, entre los que estaban: Bernardo Reyes, Miguel
Mondragón y Félix Díaz, quienes impulsaron un golpe de Estado. Los intereses económicos de Estados
Unidos se involucraron con aquellos que conspiraron contra Madero, pues el cuartelazo estuvo planeado en la residencia del embajador Henry Lañe Wilson, representante diplomático de esa nación. Huerta
aprehendió al presidente Madero y lo obligó a firmar su renuncia; el congreso porfirista asignó a Pedro
Lascurain como presidente provisional, quien abdicó a favor de Huerta. El presidente Francisco I. Madero, junto con el vicepresidente José María Pino Suárez, fueron asesinados por Huerta el 22 de febrero
de ese año. Tan trágico evento se recuerda como “el cuartelazo” o “Decena trágica”, asonada que los
militares porfiristas, encabezados por Victoriano Huerta en alianza con la embajada estadounidense,
perpetraron para eliminar a Francisco I. Madero.
El gobierno de Victoriano Huerta sólo duró 17 meses, periodo en el cual:
♦ Persiguió, amenazó y torturó a algunos diputados que se atrevieron a sugerir oposición al régimen
♦ Los diputados Serapio Rendón y Adolfo Gorrión fueron asesinados
♦ El senador Belisario Domínguez fue asesinado tras leer un discurso en el que se oponía a Huerta.
♦ Se disolvieron las cámaras y se encarceló a los diputados
♦ Huerta basó todo su poder en el ejército
♦ Se militarizó al gabinete, a los ferrocarriles y a las fábricas
♦ Se militarizó la educación, tal fue el caso de la Escuela Nacional Preparatoria
♦ Se nombraron gobernadores militares en los estados
♦ Se alejó del país a todos los políticos de gran peso y para ello se les nombró diplomáticos
♦ Se atrajo a Pascual Orozco
♦ Se intentó atraer a Emiliano Zapata
♦ Se perdió el apoyo de Estados Unidos y Huerta fue desconocido por el nuevo presidente estadounidense
♦ Inglaterra reconoció el gobierno de Huerta por convenir a sus intereses imperialistas
♦ Carranza desconocía al gobierno de Huerta e inició un movimiento llamado constitucionalismo
▼ El Plan de Guadalupe y la lucha constitucionalista de Carranza
La gesta revolucionaria rebasó a Madero, a tal grado que su llegada al poder fortaleció a los grupos
contrarrevolucionarios que impulsaron la usurpación huertista. Sin embargo, su caída fortaleció a los
caudillos opositores al porfiriato, quienes ahora se cohesionaron para derrocar a Victoriano Huerta.
Orozco encabezó la lucha en Chihuahua; Zapata y Villa emprendieron la tarea de desconocer al gobierno de Huerta, cada uno por su parte. Pero fue el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza,
quien encabezó el levantamiento generalizado contra el usurpador. Carranza pronunció el Plan de Guadalupe en marzo de 1913, para desconocer a Huerta y también a los poderes Legislativo y Judicial. El
propósito formal del Plan de Guadalupe fue la causa constitucional, la restauración del Poder Ejecutivo
mediante la vía electoral, una vez derrocada la usurpación.
En el Plan de Guadalupe:
♦ Se desconocía el gobierno de Huerta
♦ Carranza asumía las funciones de primer jefe del Ejército Constitucionalista
♦ Se proclamaba un régimen constitucional
Conocer muy bien todo lo que tenga que ver con el plan de Guadalupe.
Las tropas constitucionalistas contaron con Francisco Villa al frente de la División del Norte. Sin
integrarse al ejército de Carranza, Zapata lo apoyó y se sostuvo como líder de los agraristas, pero con la
intención de vencer a Huerta. Los generales de Sonora, Alvaro Obregón y Plutarco Elias Calles, respondieron también al llamado de Carranza.
En tales circunstancias, Estados Unidos decidió desembarcar en las costas de Veracruz para intervenir en el curso de la Revolución Mexicana. El presidente estadounidense Thomas Woodrow
Wilson ordenó la invasión a México para garantizar que los capitales petroleros y de otras industrias
norteamericanas no se afectaran por causa de la lucha revolucionaria. Por lo demás, la alianza entre
cuadillos revolucionarios permitió un triunfo relativamente fácil sobre Victoriano Huerta en julio de
1914. Al disolverse el ejército federal en agosto de ese año, se estableció un acuerdo en Teoloyucan,
Estado de México, y Carranza obtuvo el reconocimiento como primer jefe constitucionalista al frente
de la nación.
▼ La lucha de facciones
Los caudillos que se unieron para derrocar a Huerta se confrontaron entre sí tras haberlo vencido. Venustiano Carranza asumió el Poder Ejecutivo de manera provisional, pero no obtuvo el reconocimiento
de Villa, quien se proclamó jefe de la División del Norte. Zapata exigió a Carranza adherirse al Plan de
Ayala como condición para reconocerlo como jefe de la nación. El conflicto caudillista entre los tres líderes revolucionarios tuvo que ver con ideales e intereses políticos y sociales, es decir, con distintos
proyectos de nación, pero también con actitudes personalistas en la lucha por el poder. En octubre de
1914 se integró una Convención Tripartita en la ciudad de México con el propósito de entablar acuerdos de unidad revolucionaria que permitieran disolver las rivalidades caudillistas y consolidar un mismo rumbo para la nación. Los villistas no se presentaron a la Convención y fue necesario trasladarla a
Aguascalientes para que los tres grupos en pugna se reunieran. Con un carácter pluralista y la asistencia
de otros delegados populares, la Convención de Aguascalientes pugnó por ratificar las demandas agraristas y por elevarse al frente de la soberanía nacional que Carranza pretendía encabezar. Los jefes revolucionarios pactaron retirarse de la lucha y que se nombrara como presidente provisional a Eulalio
Gutiérrez.
La importancia de la Convención radicaba en la posibilidad de que el movimiento revolucionario
alcanzara un pacto político y militar a favor de la vida nacional. Sin embargo, Carranza se trasladó a
Veracruz donde se proclamó otra vez jefe de la nación, mientras Villa y Zapata tomaban la capital,
donde otorgaron la presidencia provisional a Roque González Garza. Las fuerzas obregonistas se mantuvieron aliadas a Carranza. A partir del fracaso de la Convención, en 1915, siguieron más años de
lucha desgastante con un mayor derramamiento de sangre, una guerra de facciones que convirtió a la
Revolución Mexicana en una vorágine. El gobierno de la Convención nunca pudo hacer que el Poder Ejecutivo tuviera una verdadera autoridad, lo que aprovechó Carranza para imponerse y enfrentar a villistas
y zapatistas. En esa lucha por el control de la capital, fue Carranza quien triunfó, gracias al respaldo militar
de Obregón y a la alianza con los batallones obreros. Mientras Villa sufría derrotas contundentes en Celaya, León, Aguascalientes y más al norte del país, Zapata organizaba su ejército y se aislaba en el sur. En
octubre de 1915 Carranza obtuvo el reconocimiento del gobierno estadounidense, con lo cual cesó la
amenaza de una eventual invasión, y le permitió controlar militarmente el territorio nacional.
Villa, con el propósito de causar nuevas fricciones entre Estados Unidos y el gobierno de Carranza,
atacó el poblado de Columbus, Nuevo México. La respuesta fue una expedición punitiva comandada
por el general John J. Pershing, en marzo de 1916, quien violó la frontera de México, como Villa lo esperaba, ante lo cual Carranza presentó enérgicamente sus reclamos al presidente Woodrow Wilson. No
obstante, en septiembre de 1916, se logró un acuerdo entre ambas naciones que garantizaba el respeto
del territorio mexicano por parte de Estados Unidos, así como se aseguraban las inversiones estadounidenses en México.
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